2018
Tascón Diagonal
Zapaterías Tascón
Avenida Diagonal 462, Barcelona
Fotografía © Salasstudio
En el año 1982, Carlos Tascón me hizo el primer encargo. Tenían ya otros locales dedicados a la venta de calzado, con el nombre Calzados Esla, nombre este sacado del rio Esla, el afluente más caudaloso del Duero.
Podríamos decir que sin quererlo me auto-encargué el naming, proponiéndole su propio apellido como marca, ya que resultaba más sonoro y rotundo. Y si tenemos cierta dosis de humor, algo familiar con cierta parte del calzado.
Han pasado ya 36 años y, como se puede imaginar uno, las maneras de interpretar un espacio algo han evolucionado. Pero no nos equivoquemos, las nuevas tiendas Tascón han evolucionado para bien, mucho más frescas y ordenadas que las de entonces.
Con la edad uno filtra y depura muchas cosas, pero siempre intenta dejar una parcela para el disfrute, para la “travesura“. Como dijo en una ocasión un amigo mío arquitecto, a partir de cierta edad nos deberíamos permitir ciertas licencias, incluso contradecirnos. Ahora se siente uno más sabio y busca lo esencial con unas gotas de humor, ironía y cierto respeto a lo preexistente. Es un plus que regalamos y que también es nuestro disfrute. Un poema visual poniendo en valor vestigios del pasado -incorporado como un elemento de nuevo uso- podría demostrar la perfecta coexistencia del pasado y el presente, por poner un ejemplo.
En la tienda Tascón de la avenida Diagonal advertimos el vestigio de la antigua zapatería Esla, esto es, las increíbles texturas y matices cromáticos de las paredes existentes. Esto me sugirió incorporarlas parcialmente al nuevo proyecto en forma de siluetas de diferentes modelos de calzado en un fondo negro, creando, junto con el techo del mismo color, la ”tapa” de la metafórica caja de zapatos que como tal planteamos el proyecto. El espacio dedicado a la exposición complementa la propia “caja de zapatos” y está concebida con piedra sinterizada Neolith Zaha Stone silk, tanto en la zona pavimentada como en los paramentos verticales que quedan exentos de las paredes, dando sensación de flotabilidad.
La fachada la forma el revestimiento de granito gris existente, enmarcando el perímetro de su hueco total con una plancha de hierro pintada de gris antracita, complementado con el rótulo luminoso, de color naranja rabioso, soportado por una bandeja horizontal en un verde eléctrico, y dos puertas pivotantes que durante el horario de apertura se tornan vitrinas-escaparates a ambos lados del acceso.
La gráfica, entonces, tiene presencia en los cristales de ambas puertas, representando dos huellas de calzado femenino y masculino, respectivamente, aplicando en vinilo mate su contorno y dejando en transparente la propia huella, a través de la cual se observa el interior de la vitrina o, en caso contrario, la propia tienda cuando esta permanece cerrada.
Los asientos –tres, como los pilares preexistentes en el interior- son diseñados específicamente para la ocasión. Están formados por volúmenes de espuma tapizada de diversos colores, y con apoyos en forma de patín de acero inoxidable. Al ser el pilar central fruto de una reforma posterior (un perfil en H, diferente y menos noble al compararlo con los dos de fundición que lo rodean) se optó por pintarlo en naranja eléctrico, así como destacar el asiento adyacente, colgándolo directamente de éste en lugar de apoyarlo en el suelo.
Los estantes son soportados por cartelas de acero inoxidable y placas de piedra sinterizada Neolith Artic White satín, estableciendo una relación de excelente contraste con el producto expuesto, que queda potenciado por la iluminación lineal de LEDs.
